Después de dos días de aventuras en Medellín, donde las historias de "Éxito" fueron casi concretadas y las esperanzas de nuevos horizontes seguían en pie, como el itinerario lo acordaba, llegaron las 3 jóvenes viajeras al aeropuerto de la ciudad para tomar rumbo a la gran selva-urbana de Bogotá.
Eran las 5:30 pm cuando todo comenzó.
El vuelo se había retrasado hasta las 8:05 pm, el motivo: cuestiones del clima.
Al saber del inconveniente pregunté ¿por qué no se habían tomado la molestia de avisar?, a lo que inteligententemente contestaron que intentaron marcar pero que no contestaron, y luego que el número era incorrecto. ¿Incorrecto? !El número es internacional!¡Hasta la clave de marcacion fue proporcionada en los datos de contacto! ¿Por qué no avisar a los pasajeros por e-mail?
A todo lo anterior contestaron: se intentó marcarle, pero seguramente no se dieron cuenta que era internacional, ¿por qué no puso un teléfono de contacto local (colombiano)? a lo que contesté: "porque no tenía un teléfono en el que me pudieran localizar".
Karina preguntó si había más retrasos en sus vuelos, ya que otros dos los teníamos agendados con ellos. Para nuestra sorpresa así era, con dos días de anticipación ya sabían que había un par de horas de retraso. ¿Qué hubiera pasado si no se les hubiera preguntado? ¿nos hubieran enterado hasta el día que llegáramos al mostrador? ¿nos hubieran hecho perder medio día de vacaciones? Seguramente sí.
Para poder darme mi pase de abordar de Medellín a Bogotá y confirmar el vuelo del 14 de Octubre de 2009 de Bogotá a Cartagena, me pidieron la tarjeta de crédito con la que fueron comprados los boletos, misma que dejé en México.
Problema 2: Como no traía conmigo la tarjeta no podían corroborar los datos de compra y por lo tanto para prevenir que no fuera falso mi boleto o robada la tarjeta debían de hablar con un familiar para que diera mis datos.
La señora de servicio al cliete me pidió mi teléfono de casa, mismo al que se supone intentaron dar aviso de la demora, por lo que le conesté que no iba a proporcionárselos, que en su caso me dijeran el número para corroborarlo. El teléfono era correcto.
Intentaron marcar y casualmente la llamada ahora sí entró, sin embargo no había nadie y entró la contestadora. Les propuse marcar al celular de mi madre y se negaron ya que se empeñaron en que fuera un número fijo. La señorita algo molesta me pidió que me comunicara con mis familiares, sin importarle los altos costos de las llamadas internacionales y roming que manejan las compañías de telefonía móvil, para que me proporcionaran el teléfono donde se encontraban.
No había otra opción, necesitaba solucionar la situación para que me dejaran volar aún con el retraso, así que marcamos a casa de la mamá de Karina y ella corroboró mis datos.
Decidimos regresar al hostal para aligerar la tarde con un par de cervezas y un buen taco de ojo antes de volver a tomar el vuelo.
Llegamos de nuevo al aeropuerto para abordar a las 8:05 pm, toda la gente estaba molesta pelendo desde la fila con la gente del mostrador, ya que acababan de anunciar un retraso más hasta las 10:50 pm. Como la señorita de servicio al cliente nos había dado el nombre de una persona de alto nivel en Aires para pedir directamente ayuda con nuestros vuelos, pasamos directamente al mostrador para que nos dieran un vale para comprar alimentos de manera compensatoria a los retrasos e inconvenientes.
Resignadas a la espera, junto con el resto de los pasajeros pasamos a la sala de espera después de haber gastado hasta el último peso en la "tiendita". El segundo anuncio llegó: "hay un nuevo retraso hasta las 12:30am, el avión no está listo para volar".
La gente comenzó a atacar a los hombres de seguridad, quienes se contradijeron en la información que proporcionaron y además tomaron la peor actitud, retando a la gente con un tono de voz mucho más alto de lo necesario.
A la 1:15 am la noticia era: "el avión no ha llegado, pero viene en camino." La gente sólo reclamaba por saber la verdad: a qué hora podrían volar.
Escuchamos historias, reclamos, incluso agresiones ya entre los pasajeros, quienes por defender su causa decían malas palabras y otros más puritanos pedían respeto o silencio. Entre nosotros estaba un actor colombiano que argumentaba tener al siguiente día grabación, ya que en ese momento era el personaje principal de una telenovela. También había una periodista que amenazó escribir un artículo que evidenciara la incompetencia de esta aerolínea. Otra mujer hablaba de un vuelo que tuvo con Aires una semana antes a este incidente, en donde una aeromosa había cerrado mal la puerta del avión y en pleno vuelo se dieron cuenta, por lo que tuvieron que aterrizar de emergencia por este descuido. La historia de las tres mexicanas con vuelos conectados, sin mucho tiempo para viajar también se hizo pública, hicimos saber nuestro descontento por lo que los retrasos nos representaban: menos tiempo para conocer, así como las pocas atenciones de la aerolínea.
Antes de recibir la última noticia, logramos obtener una carta compensatoria equivalente a un vuelo gratuito de Medellín a Bogotá. Sin embargo, a nosotros esto no nos servía de nada, ya que no volveríamos a realizar este vuelo, por lo que reclamamos y nos dieron el nombre de un contacto en Bogotá que nos podía ayudar.
Por fin abordamos a las 2:00 am
Disfrutamos de la capital colombiana, donde no pudieron ayudarnos a hacer el cambio de las condiciones de la carta; lo que queriamos era hacerla válida por el costo de algún otro vuelo que ya tenímos con ellos.
El segundo vuelo llegó el 14 de Octubre: Bogotá- Cartagena. 1 hora de retraso por condiciones climáticas, es decir demasiada lluvia.
Durante la estancia en Cartagena, recurrimos a una sucursal de Aires y para nuestra sorpresa, al contarles nuestro caso la respuesta fue "!Ah! ¿Ustedes son las 3 mexicanas que tuvieron problemas desde Medellín? El personal sabía de nuestro caso y nuestras peticiones. En vista del fracaso que habíamos tenido al pedir que se hiciera válido por el costo de otro vuelo con ellos en Bogotá, intentamos directamente recuperar el costo del mismo. Sin embargo ahora eran ellos los que ofrecían hacerlo válido por otro vuelo, a lo que respondimos que no nos interesaba volar más en su aerolínea.
Mientras todo esto sucedía, Blanca comenzó a buscar otras alternativas para volar de Cartagena a Medellín, donde nos esperba el vuelo de regreso a México.
Muy amablemente el jóven encargado de la sucursal de Aires en Cartagena se movilizó y logró que nos dieran el reembolso del mismo, sólo que teníamos que esperar hasta llegar al aeropuerto, donde un gerente o ejecutivo de más nivel pudiera darnos el dinero.
Compramos el boleto de Cartagena- Bogotá - Medellín por Avianca, asegurándonos así que podríamos contar con el día entero que nos quedaba en Medellín antes de volver a la realidad.
Llegmos al aeropuerto de Cartagena el 17 de Octubre. El departmento de servicio al cliente de Aires estaba lleno, sorprendentemente el vuelo Cartagena- Bogotá - Medellín también había tenido retraso.
Comenzamos el trámite para el reembolso del vuelo, entre trámites y autorizaciones donde sólo habían devuelto el dinero de los boletos de Karina y Blanca. El tiempo comenzó a pasar y la hora de abordar por Avianca también y mi dinero no estaba autorizado... entre alegatos y papeles después de casi una semana !por fin lo logramos! las tres recuperamos el costo de uno de los vuelos Finalmete sin demoras realizamos el último viaje con Avinca "la aerolínea que quiere servir ¡con todo gusto!" y pudimos disfrutar de nuestro último día de vacaciones sin estrés.
A un mes de regresar a México, Aires envió a nuestras casas una carta pidiendo disculpas por las molestias e inconvenientes causados durante sus servicios.
Hoy recordamos la anécdota entre risas y como una historia más de Éxito, pero créanme en ese momento no fue nada "chévere" haber perdido nuestro tiempo con Aires: "la mejor opción para volar..."