Saturday, October 22, 2011

Los primeros días viviendo en España

Si bien era lo que soñaba, no era como esperaba que fuera.

En estos primeros días he caminado como si no hubiera un mañana, he cargado bolsas, maletas y cajas como burro, he pasado comprando cosas para la casa que no esperaba tener, ya que ni platos había para comer.

He ido al super más de 7 veces, he cocinado lo mismo 10, he lavado trastes 36 veces, leído más de 8 horas seguidas en la biblioteca y me he desvelado 12 de 12 noches.
He tomado la siesta en el parque bajo el sol del atardecer, he aprendido que el sol sale a las 8:30 de la mañana y se oculta 12 horas después, que mi hora favorita del día en cualquier parte del mundo es al atardecer, y que correr a esa hora acompañada de conejos y ardillas me hacen sentir bien.

He cambiado los tacones por las botas planas que no eran mi estilo, hoy mi estilo es lo más cómodo, menos pesado, ligero pero abrigador. He reemplazado el auto por el metro, el tren y el bus, mismos que son tan cómodos para dormir como la propia banca del parque en la que se reposa del cansancio, se toma la siesta o usas para ponerse a leer.

Le he encontrado el gusto a las escuetas tapas acompañadas de tinto de verano y a la gran variedad de "montaditos" que apaciguan el hambre y se convierten en el alimento del día cuando escapamos de la cocina.

Descubrí que soy alérgica no sólo al camarón sino a todos los mariscos al intoxicarme con un pollo frito en el aceite con el que cocinaron calamares, que la comezón es un tormento chino, que parar en Urgencias es más feo si vas solo a que si hay al alguien esperándote al salir, que enfermarte fuera de tu país te hace sentir vulnerable y que estando sola te quejas menos y aguantas más que si hay alguien a tu lado que te cuide.

Aprendí que la econometría no es lo mío, que las finanzas son duras, que entiendo economía con ejemplos "for dummies", que los hombres exitosos, cultos e inteligentes me parecen muy interesantes, que los de tez blanca con cabello negro me gustan más que los güeros, que los trayectos acompañados entre risas son más divertidos a los que haces solo, que los viajes que salen de repente a veces son mejores que los planeados con mucha antelación.
Que nada es fortuito, que la soledad es dura, que a la distancia se ven la cosas muy distintas, que 7 horas de diferencia por las mañanas son más aburridas que por las noches cuando todos están conectados en mi país, que el abrazo de quien hace una semana era un extraño hoy te hace sentir acompañado, que hay quienes buscan sólo su bien y hay quienes buscamos el bien común, que compartir de tu comida con el otro es compartir más de ti y que al llegar a casa alguien te pregunte ¿cómo estuvo tu día? tiene mucho valor.

También aprendí que a la distancia te hermanas con los que están a tu lado, que la comida de tu país por mucho que estando allá no la comas aquí se te antoja, que los mariachis aún siendo chinos y españoles tocando suenan a casa. Que el queso panela aquí no existe, que extraño nuestra variedad de frutas, que no tenía idea del tiempo que consumen las labores del hogar ni del precio de las verduras, que me urge un recetario para microondas, que una toalla de cocina puede dar la sensación de hogar, que los latinos nos distinguimos por lo parlanchines, que saludar a la gente no sólo hace que no te cobren el bus sino que alegra el día de alguien, que la tecnología te acerca y reduce distancias pero te aleja de disfrutar al 100%.
Que estar perdida hoy te hace reconocer y ubicarte mañana, que viajar ligero implica hacerlo en todos los sentidos, que mujer prevenida vale por dos, pero una mujer práctica corre dos veces más rápido; que correr es una cosa del diario, que la puntualidad es respetar el tiempo del prójimo, que aquí es necesaria y es una virtud.

A dos semanas sé qué es sentir que la cama no es tu cama, que la casa no es tu casa y sin más nada, un día de pronto lo reconoces como tu hogar. Que el sueño y el hambre a deshoras es común entre los recién llegados, así como el cabello tieso por el agua, los labios secos por el clima, y el no poder ir al baño por el cambio de alimentación y de horario. Que el cansancio físico frustra los planes aún cuando las ganas te impulsan a hacer más, que el clima cambia en dos días y con ello las faldas se van, que las mañanas son fías, las tardes calurosas, los atardeceres airosos y las noches suman al frío el viento.

Que una palabra significa algo distinto para cada país y que una misma cosa se llama en cada lugar de diferente manera: palomitas de maíz en México,crispetas en Colombia, polopo en Guatemala, cabritas en Chile, pipoca en Bolivia y Brasil, cotufas en Venezuela y pororó en Paraguay. Que en Paraguay uno "quita fotos" (saca o toma las fotos) y se habla de vos,que en Colombia todo es "deli y divino", que los mexicanos tenemos palabras muy complicadas como "Tlacoquemecatl", "Xochimilco" y que somos "raros" por tener muchas palabras diferentes.

Que en una mesa se pueden sentar a compartir alimentos una persona de cada país y que en la sobremesa se aprende de la historia, la cultura, costumbres, formas de vida y se comparten opiniones desde distintas ópticas, según como se vea desde su parcela.

Si bien esto no es como lo pensaba, no es como yo creía, pero estoy segura que este plan que me tiene la vida es mejor que al que yo tenía y simplemente estoy infinitamente agradecida.

Volando a un Mundo Nuevo

El día había llegado, ese momento que había soñado durante tantos años, en el que sin más dejaba atrás los miedos, los apegos, mi vida entera, para volar a un mundo nuevo en el que me demostraría a mi misma que podía hacerme responsable y madurar en todos los sentidos, era hoy, 10 de Octubre de 2011.

No había dormido nada, y no por esa costumbre mía de hacer la maleta una noche antes, sino porque simplemente decidí pasar más tiempo junto con mi madre viendo la serie que tanto nos gusta y bebiendo el café de Chiapas que seguramente extrañaré.

Muchos fueron los mensajes, las llamadas, los buenos deseos que recibí de la gente que me quería y que me repetía lo bien que me irá, lo afortunada que soy y lo orgullosos que están de mi.

Aquí estoy, volando hacia lo desconocido, a 34,297 pies de altura, cumpliendo mis sueños, agarrada de la mano de quien me lo consedió.

Buena vida y mucha suerte

Lo había jurado, a cambio de un milagro prometí dejarte atrás.

Esa mañana te odiaba, te odiaba tanto por dejarme sola, pr no ser lo que quería, por no cumplir las palabras que te había creido, o quizá por cumplir las palabras que me dijiste y dejé pasar: "aléjate de mi que te voy a hacer daño", "estoy a punt ode convertirme en tu hombre fatal", "lo que toca lo destruye"...

Llevaba días llorando, angustiada por lo que ni siquiera vislumabas. Estaba tan enojada conmigo misma por haber dejado que todo llegara tan lejos, por dejar pasar las señales y empañar la alegría por algo que no tenía que vivir.

Te culpo por tus actitudes, por tus reacciones, por tu falta de tiempo y de ganas, por dejarme cuando más te necesitaba, por no contestar el celular, por apagarlo, por dejarme afuera esperando que actuaras diferente, por herirme, por hacerme pasar por esto, por destruirme, por convertirte en lo que prometiste; "mi hombre fatal", ese que destruye y hae mierda todo lo que toca, por matarme en vida, cuando no lo merecía, aún cuando te di lo mejor de mi, dentro de lo que me permitiste.

Anoche apareciste, justo antes de partir con tus buenas intenciones: "Te deseo lo mejor en tu viaje, mucho éxito, la suerte es para los pendejos, el éxito se trabaja".

Odio temblar al ver que apareces, odio sentirme mal por no contestarte, cuando a ti no te importa dejar a media noche sonar el celular y colgar.
Odio pensar qué sería si fueras diferente.

Toda la noche me debatí entre el contestar y el no hacerlo.
Lo juré, por mi milagro lo juré: ¡No Más!

Te contesté antes de subir al avión: "gracias, lo mejor también para ti".

¿Que si te odio? La respuesta es No, no lo vales. Tan sólo deseo que tengas "buena vida y mucha suerte".

Estoy en el avión poniendo tierra de pormedio, a punto de despegar.
Vamos sobre la pista, corriendo a toda velocidad y lo único que pienso es que todos los lazos que alguna vez nos unieron se romperán en cuanto las llantas del avión dejen de tocar el piso y comience a volar.

5, 4, 3, 2, 1.... "A partir de ahora comienzo una vida nueva, sin ti"