Friday, October 10, 2008

Historias de Playa

Tantas cosas cupieron en una maleta...
El deseo de libertad, las ganas de dejar a un lado la rutina, el motivo para festejar, el ánimo de salir a bailar, la actitud de fiesta, diversión y de conquista.

Todo estaba a nuestro favor. Era una noche maravillosa, el sonido del mar, el calor característico de la playa, la música que te invita a bailar, el atuendo y los zapatos perfectos para disfrutar juntas unas cuantas bebidas refrescantes que nos harían gozar de nuestra última noche antes de su partida a un país lejano.

Cerca de la pista, un desfile de caballeros de todos los estilos tuvo lugar. Uno tras otro, solos o en pareja, se acercaban a nosotras con la firme esperanza de obtener un sí a la pregunta que por más de 10 veces escuchamos aquella vez... ¿Quieres bailar? .... Sin remedio alguno daban la vuelta y partían sin haber conseguido su objetivo. Dos buenos bailarines de salsa, consiguieron llevarnos a la pista... ¿qué les hizo diferentes a los demás?? Quizá fue el "sólo es una canción... bailemos como amigos".

Y así entre risas, recuerdos y brindis, comenzamos la noche.

Nos sentamos ella y yo con una pareja enamorada que celebraba su aniversario, cuando de pronto, entre la gente alguien llamó mi atención. Era su mirada, sus facciones, su personalidad, su peculiar vestir... en conjunto.... todo él.

El deseo de libertad y la coquetería que me caracteriza era más fuerte que yo. Miradas fugaces, sonrisas coquetas entre el misterioso hombre, que se encontraba acompañado de un amigo, y yo comenzaron a suceder.

El apoyo y la complicidad de una amiga siempre es de gran valor, y esa noche no fue la excepción. "Vas, hazle la plática... no pierdes nada!!! No lo vas a volver a ver... qué puedes perder???, eran las frases que me impulsaban a tomar la decisión de acercarme y conversar.

Respiré profundo, tomé valor y caminé hacia él... su mirada directa y penetrante me hizo flaquear y seguir mi camino dejándolo atrás, mientras desde la mesa ella observaba y se reía de mi fracaso total. Frente al espejo del baño, me reí del gran oso que acababa de hacer, respiré de nuevo, tomé valor y convencida de lo que iba a hacer salí dispuesta a ir hacia él. Diez pasos antes de llegar, el bailarín se acercó a conversar y se ofreció a acompañarme a la mesa, si es que no quería bailar nuevamente con él. Así o puede ser peor???!!!! Justo cuando había agarrado el valor suficiente para acercarme...

El apoyo amistoso ya no era suficiente, por lo que las amenazas comenzaron a suceder... "Si no vas tú, voy yo a decirle que lo quieres conocer".... La pareja que nos acompañaba en la mesa comenzó a tratar de convencerme de que tomara el riesgo "te está viendo!!! No te va a decir que no... te lo juro!!! andaaaa ve y platica con él, tienes más por ganar que por perder"...

"Hola... vengo a platicar con ustedes" fue la frase que atrajo sus miradas de sorpresa y a su sonrisa incrédula. Mi nombre es Francisco, se presentó el amigo y él es James, quien afirmó con una sonrisa y su peculiar "hi". El nulo español del canadiense nos obligo a entablar la conversación en un inglés.

Para mí el tiempo se detuvo, no hay recuerdo alguno de lo que ocurría a mí alrededor, era como si el mundo exterior hubiera girado a toda velocidad y yo hubiera sido inmune a esto. Entre risas, bebidas, preguntas, miradas, respuestas la noche se hacía más obscura cada vez.

Nuevamente el apoyo de quien me impulsó a acercarme estuvo ahí, justo en el momento indicado para atraer la atención de Francisco y dejarme a solas con James, quien preguntó directamente qué había hecho diferente esta ocasión para acercarme a platicar. A preguntas directas, respuestas directas... "porque me gustas". Una sonrisa y su mirada directa acompañaron su "yo quería acercarme, pero no sabía qué decir...Hola, soy James. No hablo español???"

El ritmo de la música, el sonido del mar, el calor de la playa y el producido por las bebidas nos incitaron a bailar. Justo ese fue el instante en el que James marcó mi vida, sus ojos se clavaron en los míos, estábamos más cerca que nunca, su mano tocó la mía y de pronto mi cuerpo comenzó a vibrar, fue un hormigueo de pies a cabeza que me dejó pasmada por segundos... eso fue química...

5:30 am: Subimos todos al bar. Con aire de caballero se ofreció a invitarme lo que yo quisiera de tomar. Nuestras manos entrelazadas, uno junto a otro de pie en la periquera, mal entendiendo nuestros segundos nombres, su boca irresistible atrajo mi atención y con ello un fuerte deseo de besarlo me impulsó a dar el siguiente paso. Un beso robado y fugaz. Abrió los ojos, apretó mi mano y se acerco de nuevo para darme uno de los mejores besos de mi vida.

El tiempo comenzó a correr... Más baile, más bebida, más besos, y nuestras manos aún entrelazadas. Salimos del bar y los cuatro tomamos rumbo hacia la playa. Nos sentamos y viendo el mar lo que no esperaba escuchar salió de él: "I like you". Esperando el amanecer con sus tiernos besos comencé a percibir que el mundo exterior seguía su curso e inevitablemente se hizo presente.

Cuatro luces, las voces inquisitorias y amenazantes, y un arreglo de diez sor juanas fueron la razón por la que terminó la noche. Sus palabras tranquilizadoras y sus caricias tiernas hicieron que el mundo volviera a la normalidad... Diez minutos más tarde su nombre centelleante en la pantalla del celular... "sólo para saber si llegaron bien a su hotel, márcame cuando estés ahí"

12 del día: Sólo conseguí ponerme en contacto con su buzón.

Cinco días pasaron y con ellos llegó la resignación de su desaparición, así como la conformidad de dejar en el recuerdo al chico que aquella noche.
Era la tarde del quinto día cuando el celular sonó. Su nombre centellando en la pantalla.
James estaba en la línea, diciéndome que se encontraba solo en el centro de tlalpan, que no dejaba de pensar en mí, en lo que habíamos pasado juntos en la playa, que fue lindo habernos conocido y que había intentado marcar pero su celular estaba fallando.
Tuve tiempo para decir que sentía lo mismo y explicar porqué nunca llegó mi llamada aquella noche. Ambos asentimos que queríamos vernos de nuevo, seguido de estas palabras un silencio ensordecedor... "hablé para decirte que hoy regreso a Victoria, mi vuelo sale a las 10 de la noche, tengo que estar en el aeropuerto a las 8:00 pm"... y de nuevo silencio.

La llamada se corto... y con ello el fin de la historia.

Han pasado tres días desde su llamada, tres días desde que hice todo lo que estuvo en mis manos por saber de él, sin éxito alguno.

El tiempo está borrando de mi mente el recuerdo de su rostro. Sin embargo, sé que James marcó mi vida por lo que me hizo sentir, por lo mucho que me hizo vibrar y por lo que pasamos juntos, porque me enseñó que tomar valor, decidirse a hacer las cosas, luchar por lo que quieres hasta el final tiene su recompensa y en su mayoría puede traer cosas buenas, así como experiencias de las cuales sacar lo positivo. En una noche, él logro mover las piezas del pasado a un cajón mucho más profundo. James me recordó lo que es vivir el momento al 100%, me enseñó a tener fe en que hay gente diferente, que en cualquier lugar y en cualquier momento alguien puede dejar algo bueno en ti y que si no es aquí, en cualquier lugar del mundo está ese alguien que me querrá y caminará junto conmigo.

Qué si quiero volverlo a ver?... la respuesta es Sí.
Me encantaría conocer más del canadiense de 29 años con el que di la bienvenida a la libertad.

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