Thursday, August 21, 2008

¿Liberación e igualdad femenina?

En el mundo en el que me tocó vivir una mujer siempre ha sido igual que un hombre. Sin embargo, ¿qué acaso no somos distintos para adoptar roles que simplemente se complementen? ¿acaso esta igualdad permitió que se dejara de lado la educación, la galantería y los modales?
Y si es así, ¿se debe a que como mujeres lo hemos permitido y peor aún, lo hemos buscado?

Estas son las preguntas que vinieron a mi cabeza después de varias experiencias con los "caballeros".

Primera escena...
Concretas una cita con un caballero de un buen nivel socio-económico, que ha dado luces de que quiere contigo, sabes que al menos le gustas y le interesa conocerte, por supuesto no sólo como amigos. Te acompaña a un evento social que previamente tenías agendado, lo introduces a tu círculo, al igual que a sus dos amigos, quienes se unieron al plan. Piden un "combo" de comida y bebida para cuatro personas, incluida tú. Piden la cuenta y como "caballeros" que son se la dividen entre ellos. Muy cortés mente, para no verte encajosa, preguntas si es necesario que les des algo de dinero. El chico de la cita voltea y te dice que SSSSIIII!!!!! que le des lo que quieras...
El sí tan abrupto es capaz de retumbar en los oídos de cualquier mujer que llegó al lugar con la idea de una CITAAA!!! Por supuesto que le das dinero, pero su respuesta acaba de descalificarlo de la lista de posibles citas subsecuentes.

No es que como mujer no tengas la solvencia económica para pagar lo que consumiste, pero es una citaa!! es cuando el caballero saca lo mejor de él, para conquistar a la chica con sus galanteos!!!
Pero... ¿el error fue de ella por preguntar si debía darle algo??? o ¿es la mala educación del "caballero" ante esa circunstancia??

Segunda escena:
Sales a bailar en plan de cita con otro caballero de buena educación y de cierto nivel social.
Llegan al antro de moda y te pregunta qué te gustaría beber. Respondes que Vodka. El "caballero" te dice: "nos tocan de $400 por persona". Así o más claro??? El posible príncipe se volvió sapo!!!

Tercera escena, La cita perfecta:
Caminas del lado de la banqueta a su lado, te abre la puerta para entrar al lugar, te acerca la silla para que tomes asiento. Conversas con tu amigo por horas, nunca falta el tema de conversación, sobre todo cuando te pide consejos sobre su relación amorosa.
Llega el momento de la cuenta y sorprendentemente aún a pesar de sugerir dividirla en partes iguales, él contesta: "!obvio no! ¿por quién me tomas? !Yo invito!
¿Pero no es una cita? Sólo son amigos!!! ¿Es entonces que quiere contigo, o sólo es muestra innevitable de su educación?

Así como esas historias podría citar más casos, sin embargo a lo que quiero llegar es que no importa el nivel socio-económico en el que te desenvuelvas, el tener este tipo de cortesías dice mucho más de la educación de los "caballeros".

No es que las mujeres no podamos pagar, o que querramos que todo nos inviten, pero !son las galanterías mínimas que como mujer pides! Cuando ofreces aportar dinero, no es que estés esperando el NO por respuesta, lo haces también por educación, esta muestra de cortesía, los hombres la agradecen!!!

Pero la culpa no es del todo del sexo masculino, ¿cómo seguir actuando de manera galante cuando hay mujeres que se ofenden si tienen este tipo de cortesias con ellas o cuando desde el momento en que se dirigen hacia ellos, e incluso entre el mismo sexo femenino, se refieren entre groserías y malas palabras? No es su culpa, las mujeres hemos orillado a que esto suceda, hemos permitido este tipo de descortesías bajo la bandera de la igualdad femenina.


En un análisis de cuándo es que los varones deben apoquinar sus valiosos pesos resultó lo siguiente:

  • Es una cita - El Caballero paga.

  • Son amigos - Por educación el hombre paga, pero pueden dividirse la cuenta o cada quién pagar lo suyo.

  • Es una pareja establecida - El hombre paga, pero la mujer también puede invitarlo a él.
Finalmente, la galantería forma parte del rito de conquista de todo hombre, y chicas... ¿a quién no le gusta que la traten bien, que la conquisten y que la protejan? Al final, no es cuestión de dinero, es sólo cuestión de educación. Son detalles pequeños que hacen la gran diferencia entre los hombres que valen la pena y los que no.

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