Sentada frente a ella comencé a seguir las instrucciones que me daba, como todas las veces que iba a verla.
Me hizo cuestionarme sobre el hecho de que haya cosas que sí consigo y otras que dejo a la mitad. La respuesta: las que dejo, es porque las quiero pero pierdo el interés; las que logro es porque las decido y me mantengo motivada hasta alcanzarlas. La siguiente instrucción fue buscar una frase que me motivara y no me permitiera desistir ante las cosas que me propongo.
Cerré los ojos y siguiendo su voz mi parte sabia visualizó una escena en la que me reflejara logrando mis objetivos.
Hay un camino en medio del bosque en el que desde una distancia media, tras unos árboles me veo a mi misma subiendo y bajando repetidamente de un pedestal. Estoy vestida de deportista, con el cabello amarrado recibiendo una copa que alguien, a quien veo de espaldas, me entrega como símbolo de que logré el objetivo.
Comenzó a hacerme preguntas sobre la escena, como si era una imagen bidimensional o tridimencional, si tenía un aroma, si me hacía sentir algo, si yo estaba dentro de la escena o me veía por fuera, a qué distancia lo veía, en qué ubicación estaba la escena: si frente a mi a la derecha o a la izquierda, si veía la película en colores o en blanco y negro, si la veía como algo real o como una caricatura...
Con dificultad pude enfocar y percibir los detalles a los que su voz pedía que pusiera atención. Una blanca y deslumbrande luz hacía que perdiera la concentración.
Después de dar respuesta a todas sus preguntas, me pidió que hiciera algunas modificaciones a la imagen, como dar color a la película que percibía en blanco y negro. Intenté una y otra vez poner el cielo azul, el bosque verde, poner colores reales a aquella imagen, sin embargo manchas amarillas y rojas se cruzaban en la escena que perdía nitidez con el blanco deslumbrante de los rayos que me daban en la cara a través de la ventana del consultorio.
Ante tanta dificultad me pidió que abriera los ojos y me relajara. Me llevó al ventanal de la otra habitación y miramos la calle. Me enseñó la diferencia entre un letrero que es bidimencional y la ciudad como maqueta, como ejemplo de tridimencional.
Después de esto, con tranquilidad me dijo: "¿te diste cuenta de lo que hemos encontrado hoy? Tienes que comenzar a ver la vida como es, ¡de colores! No puedes seguir viendo todo blanco y negro, y mucho menos verte afuera de la película como un observador, porque no lo eres. Si tú no te ves dentro de ella, cumpliendo tus objetivos hoy, dificilmente conseguirás lograr todo aquello que te propones."
"Hemos encontrado algo importante. Tenemos mucho en qué trabajar."
Y así terminó la sesión.
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