Una noche antes de partir no había dormido ni un minuto.
Había sido una tarde presionada, no podía lanzarme a conocer el mundo sin antes enviar un ensayo que sería el examen del módulo De Gestión y organización de la cadena de Valor. Cuando por fin terminé, elegir qué llevar para lugares de tanto frío y meter todo en 55 x 40 x 20 cm no fue nada fácil.
Metí y saqué todo de la maleta seis veces, en cada filtro salieron cosas, hasta llegar a 1 pantalón, 5 blusas, 2 medias y guantes térmicos, 2 blusas de vestir, 1 vestido para navidad, pijama, 4 gorros, 2 bufandas, ropa interior para 5 días, calcetines, 1 toalla, chanclas de baño, todo para el aseo y arreglo personal, regalos para las personas que veré en estos días, medicina por si me ataca la gripa, chicles, cargador del celular, boletos de avión impresos y 1 libreta. ¿Cómo metí todo eso? NI IDEA!! Sólo recordaba cada que volvía a sacar y meter las cosas el consejo de quien me acompaño desde Nueva Zelandia con la planeación de todo el viaje: "¡Sé práctica! Lleva cambio para 5 días y con eso la haces, además con el frío que hace lo único que saldrá en las fotos es el abrigo, nadie va a ver lo que traes abajo"
Pensando en eso y encaprichada con que lo único que ha que cambies de look es el gorro y las bufandas, preferí sacar un pantalón y meter tantos gorros y bufandas para no verme igual en las fotos.
Así que llevaba puesto: 1 blusa térmica, una playera encima, suéter de lana, un abrigo sobre otro, medias térmicas, jeans, calcetines térmicos, gorro, guantes y bufanda… me veía ri- dí- cu- la!!!
Llegó el taxi 3:40 am, llegué a la parada del bus en Alcalá, esperé 40 min en la calle, por supuesto sin sentir nada de frío, hasta que llegó el bus de las 4:30, ya que el que yo esperaba a las 4:00 nunca llegó.
Llegué a Av. América, y esperé tan solo 5 min para tomar otro que me llevaría al aeropuerto.
Llegando ahí, ingresé sin problema, me subí en el avión y caí rendida la hora y media que duró el vuelo.
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