Camino a Gante para hacer una parada entre Brujas y Bruselas, el tren se detuvo súbitamente. La gente comenzó a escuchar con atención las instrucciones y molestos por lo que decían comenzaron a bajarse del vagón. Una señorita se acercó y nos dijo a Karina y a mi en inglés que teníamos que bajar, sin más explicaciones.
En el andén todo el mundo preguntaba en holandés sobre qué era lo que pasaba y hacia dónde ir. Por fin alguien explicó en inglés: Encontraron una bomba en las vías, en el trayecto de Brujas a Gante por el que nuestro tren debía pasar. La única opción era salir de la estación y esperar un bus para llegar a nuestro destino. Todos salimos de la terminal a esperar aún sin creer lo que estaba pasando. De pronto con silbidos y gritos desde el andén nos llamaron de regreso para darnos nuevas instrucciones.
La gente ahí perdió la paciencia, ya que nos decían que subiéramos de nuevo para llevarnos de vuelta a Brujas donde podríamos tomar otro tren que nos llevaría por una vía alterna.
Nos subimos de nuevo. Camino de regreso nos avisaron que ya todo estaba bajo control.
Afortunadamente no pasó a más y queda esto como una anécdota más de viaje que paró en subir y bajar un montón de escaleras cargando la maleta de 20 kilos.
De broma decimos que "hierba mala nunca muere", pero lo que si es verdad es que esta es una muestra más de que allá arriba nos cuidan desde cerquita.
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